23.2.11

regreso..

Aca el tiempo deja su huella.  Este espacio fue capturado por los "otros" que sincronizan mis ánimos, y me mantienen alejado de las expresiones vanales (¿siempre hay que expresar algo?). Esto puede ser comparado con el deterioro y olvido de los peluches de esa niña que ya se hizo mujer. Con la misma intensidad, se desgasta lo que ayer creía; aún así, sigo pronunciándome como un "hombre y sus fuertes convicciones". En cierto punto no hay contradicción: siempre estuve convencido en no creer en nada y que todo puede desfragmentarse con un suspiro. Esto no quiere decir que actúe de manera radical en cada acto realizado. Lo que es más, a veces actúo como un autómata y nada en mí se rebela, ni tiene intención de hacerlo. ¿hay contradicción? En cierto punto, si; pero no hay de que preocuparse, los cuerpos e ideas son volátiles. Ahora, por ejemplo, extraño lo que antes odiaba. Realizo lo que antes repudiaba. En fin, ¿que mejor experimento que un ser humano?. Todo es percibir, aprehender y expulsar. Herir y amar.   
Así reaparecen éstas palabras, con el perdón por los errores léxicos, y prometiendo paracaídas confortables para los vuelos bruscos. Para aquellos pocos fieles, calificados y sobre todo amigos lectores, invito a arrancar otro año de locura y cordura fresca.  


Dejo una conclusión veraniega:     
 
Analizando viejas calamidades en este tiempo que no aparecí por este espacio blogífero, llegue a una superstición alentadora y devastadora a la vez: el nuevo orden mundial es mejor estructurado desde la carne y no del invento abstracto. Aunque seamos seres pasionales, y por ello, el sistema no confíe en nosotros, deberíamos olvidar todo invento estúpido de convivencia y actuar como "desvariados". Al fin y al cabo siempre llego a la misma conclusión y me encanta. 


cándido.-